La era digital llegó para muchos como un Tsunami: arrolladora, impredecible y con gran poder destructor. Por suerte eso solo es para algunos; pero asomémonos un momento a las redes sociales,y seremos testigos de lo que planteo. Leyendo publicaciones de aquí y de allá, siendo un poquito crítica con mi gremio, siento «pena ajena». Podríamos perdonar los errores de escritura, y de sintaxis de cualquier persona, menos de un periodista.
Y ojalá las faltas fueran solamente de escritura. Pues no! Las hay de todo tipo; las más graves atentan contra ellos mismos. Vivimos quejándonos de la falta de cultura, de valores, de educación; sin darnos cuenta que nosotros mismos, los periodistas, somos los que caemos en lo que criticamos.
Solo haga un repaso de los perfiles de algunos «profesionales» de la comunicación y encontrará de todo. Desde palabras obscenas, insultos a sus seguidores, fotografías personales que dejan muy poco a la imaginación, fotos vulgares, pornografía, faltas elementales de ortografía. Lamentable. Y pensar que todo esto se puede evitar con un poco de sentido común… uhmm, cierto que el sentido común es el menos común de los sentidos.
Para los errores de ortografía y sintaxis existen los diccionarios, incluso on line por lo que no hay excusa válida. Para el resto, solo piensen en como quieren ser vistos por sus seguidores, por sus hijos, por su familia. ¿Cómo quiere ser recordado?, pues preséntese así. Las redes sociales son hoy una carta de presentación muy importante, no pierda la oportunidad de mostrarse como un buen profesional.
Moderemos nuestras opiniones, y si lo queremos hacer, que sea respetuosamente, con tolerancia. Y mi recomendación número uno, dos y tres: leer, leer y leer. Lea de todo lo que esté a su alcance. Se sorprenderá lo mucho que mejorará su léxico, su ortografía, incluso su forma de ver la vida. Leer es viajar sin llevar maleta, ni comprar boleto de avión.