Del error al éxito

Bett Nesmith jamás pensó que sus errores acabarían por poner en su bolsillo 47.5 millones de dólares.   Madre soltera, secretaria con poca educación, eso era Nesmith cuando inició su carrera hacia el éxito.

Esta mujer, que en los años 50 no debió tener muchas oportunidades, se vio obligada a salir al mundo.  Abandonada por su esposo, y con un hijo que mantener consigue un trabajo como secretaria en un banco, desesperada por la cantidad de errores que comete escribiendo a máquina, y a sabiendas que lo que se espera es rapidez y precisión en el manejo del teclado, se preocupa por buscar una solución.

Es así, prestando atención a su entorno, y viendo como los rotulistas usaban pintura para cubrir sus errores escribiendo de nuevo sobre ellos que tiene la idea de hacer lo mismo con sus textos escritos a máquina.  Primero intenta con pintura normal, notando que no es del todo buena la técnica busca ayuda en el profesor de química de su hijo, quien le ayuda a perfeccionar un líquido de secado rápido que se acomoda a su necesidad.

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Es así como nace el corrector líquido, Bett lo llamó en primera instancia “Mistake Out”.  Fue un éxito entres sus compañeras de trabajo.  Eso motiva a patentar el invento, lo que se hace efectivo en 1956, luego intenta vender esta patenta a importantes empresas, las que no logran ver el negocio.  Ante todas esas puertas cerradas decide abrir su propia empresa, a la que llamó “Mistake Out Company”.

Y fue el furor de la época.  Con este nuevo producto se evitaba reescribir páginas y páginas, por un solo error cometido a final del documento.   La empresa creció a tal punto, que la Corporación Gillette decide pagar por ella 47.5 millones de dólares en 1979.

Y así fue como un error generó una gran idea, que luego se transformó en una gran empresa.

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