El que traiciona una vez, traiciona dos, tres, cuatro, y las veces que le parezca necesario. Y así se van por la vida traicionando, engañando, mintiendo cada vez de manera más convincente.
Y así son nuestros políticos en general, y nuestros diputados en particular. Dan vergüenza; unos se inscriben en un partido, logran una candidatura, luego caminan, y prometen, y prometen. Ganan las elecciones. Llegan a su escaño en la Asamblea Nacional y empieza el rejuego para ocupar algún buen puesto en una de las comisiones. No falta el que pone a la venta (en un secreto a voces) su voto cuando hay alguna ley controversial.
No importa si la ley es buena o mala. Lo que importa es que le resulte en buenos dividendos. Hay otros que venden su accionar por un par de puestecitos para sus familiares; y aquí no ha pasado nada. Otros empiezan a coquetear con el partido en el poder, no importa si en campaña habló sapos y culebras de ese partido, total esos son los que controlan el efectivo.
Están también los que son electos por un partido y en el camino saltan a otro partido. De horror como diría una colega. Corrupto es su segundo nombre. Y entonces pregunto, ¿será que no piensan en el ejemplo que le dan a sus hijos? ¿Cómo les hablan de integridad, honestidad y transparencia? No hay ideología, no hay fidelidad a las ideas, a los sentimientos. Sólo hay amor al dinero.
El 99% de nuestros diputados encaja en alguna de estas opciones, porque siempre sale alguno que otro bueno. En mis «veinti algunos» años de ejercicio como periodista he visto un chofer de taxi alcanzar propiedades, fincas, apartamentos y vehículos de lujo. Y no demerito el trabajo de un taxista. No! Lo evidente es que el trabajar como un esclavo, luego pasar un par de años como diputado no suma para darte ese poder adquisitivo. 1 + 1 = 2, los numeritos suman siempre igual, no hay por donde voltearlo para que 1+1 de 10.
Diputados comprando, cash, dos y tres apartamentos!! Entonces?
Lo más triste de todo esto es que vuelven a elegir una y otra vez a los mismos tipejos, con la C de corrupto marcada en su frente. ¿Y por qué se preguntará usted? Porque tenemos el paternalismo arraigado en nuestro ADN, pero ese ya es otro tema.
No entiendo porque si tienen un salario tan alto, porque lo tienen!, nosotros tenemos que pagarle la gasolina de su carro, pagarle el celular, viáticos para que viajen, y hasta el almuerzo cuando sesionan. Encima tenemos que pagarle una planilla para que pague SU chofer, SU secretaria, SUS asistentes. ¿Hasta cuándo nos van a sangrar?
¿Cuándo despertaremos y estudiaremos a los candidatos antes de votar por ellos? Una persona que es íntegra, honesta y transparente, lo es en todos los aspectos de su vida. Investigue, pregunte, busque su hoja de vida y averigue si ese candidato merece su voto. Un sujeto que no le paga la pensión alimenticia a sus hijos, NO sirve!, un tipo que tiene doble vida NO sirve!
Necesitamos gente honesta, TRANSPARENTE. Gente que tenga vocación de servicio, que le averguense el juega vivo, que sea ejemplo para nuestros jóvenes, que no quiera pelechar de nuestros impuestos. Ya no más políticos profesionales, que nunca en su vida han hecho otra cosa sino vivir del Estado, basta de gente que vende su conciencia al mejor postor, de gente que se levanta pensando cuánto dinero se podrá robar de nuestros impuestos.
Mañana quisiera amanecer sin partidos políticos en este país, sin subsidios electorales. Sí, así de radical. Mañana quisiera amanecer con un país sin corruptos, con gente transparente, donde la educación sea la prioridad y le llegue al niño más pobre. Donde no exista gente viviendo en casas con piso de tierra y techos con agujeros. Donde el campesino sea respetado y admirado porque es quien nos da de comer.
¿Será, será algún día?