Del periodismo y otros menesteres

Hoy siento la necesidad de desahogar mis penas sobre mi teclado.  Más que mis penas, mi decepción, mi tristeza, mi vergüenza.  Y no se emocionen, yo no ventilo mi vida privada en ningún lado, me refiero a mi profesión; y sí, los voy a aburrir con mi historia, con mi convicción, con lo que aprendí…

Olor a tinta…

Cuando decidí estudiar periodismo, me veía en la redacción de un periódico, frente a una máquina de escribir, y escuchando a diario el tecleo incesante al final de la tarde; el que solo presagiaba una impactante primera plana. Pero el destino tenía preparada otra cosa.